miércoles, 29 de julio de 2009

CARICIAS

Una caricia capaz de ordenar al hipotálamo que libere una buena dosis de oxitocina tiene todas las posibilidades de que otro buen amigo de las relaciones humanas sonría: el sistea límbico, responsable de las emociones. Este razonamiento de "a más oxitocina, mayor recompensa" del cerebro en forma de placer, puede ser también la llave de la curación a algunas enfermedades mentales, como la depresión, la fobia social y la psicosis, dado su poder de desactivar miedos, iras y, en general, respuestas emocionales desproporcionadas.

Las caricias al feto y, después, al bebé, mejoran su desarrollo afectivo e intelectual. Está demostrado que los bebés muy acariciados son luego niños más hábiles y adultos más sensibles.

Los labios,el dedo índice y el pulgar humanos ocupan una parte considerable del espacio cerebral consagrado al tacto.

Sólo el sentido del tacto es capaz de desatar el orgasmo, ese latigazo de placer que, según descubrieron Masters y Johnson, nace en la zona sacra de la médula espinal.

El hallazgo de la velocidad precisa de las caricias perfectas (unos 5cm / seg) advierte también que no se refiere a las zonas genitales, sino a otras (especialmente las que tienen vello). Lo cual abunda en la idea de que los prolegómenos son especialmente importantes y placenteros.

Una simple mano en una mejilla o un apretón de manos puede obedecer a un mecanismo ancestral: el de provocar placer en nuestros iguales para que el grupo nos acepte mejor.

La piel está dotada de cinco millones de terminaciones nerviosas con varios tipos de funciones. Entre ellas, medir presión y peso, y la velocidad de un roce.

Según el sexólogo Manuel Lucas, especialista en terapias por medio del tacto, "casi todas las disfunciones o problemas sexuales pueden tratarse a base de aprender a acariciarse. La vida sexual mejora notablemente cuando enseñamos a los pacientes a pasearse por la piel de su pareja en zonas en las que nunca habían reparado". Según Lucas: "Se trata de resensibilizar partes del cuerpo, como por ejemplo los pies, que luego dan unas alegrías enormes a quienes los redescubren".


jueves, 16 de julio de 2009

ASESINOS EN LA CARRETERA

Hay auténticos asesinos en la carretera, gente indeseable que se cree inmortal, estúpidos cretinos que juegan con la vida de los demás (porque si es con la suya, poco me importa) que conducen bebidos y destrozan vidas ajenas con su detestable negligencia. Lo peor, en muchos accidentes de tráfico, como afirma Jacqueline Saburido, no es morir.

Hace ya como seis años un cabronazo atropelló a mi madre en la acera y le destrozó parte de su vida. Por suerte sobrevivió y por suerte no le amputaron las piernas. Por supuesto que podría haber sido peor, siempre puede ser peor, claro. Pero hay un antes y un después. Y a esa gentuza, no la perdono. No me da la gana.

viernes, 3 de julio de 2009

ES ALLÍ ADONDE VOY - CLARICE LISPECTOR

Más allá de la oreja existe un sonido, en el extremo de la mirada un aspecto, en las puntas de los dedos uno objeto: es allí adonde voy. En la punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de la alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí adonde voy.

En la punta del pie el salto. Parece la historia de alguien que fue y no volvió: es allí adonde voy.
¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Yo os espero. Es allí adonde voy.

En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra "tertulia", y no sé ni dónde ni cuándo. Al borde de la tertulia está la familia. Al borde de la familia estoy yo. A la orilla de mí estoy yo. Es hacia mí adonde voy.

Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy.

Mientras tanto, lo que hay es el sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un rincón para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé sobre qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre. Es hacia mi pobre nombre adonde voy.

Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo os amo tanto. Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes. Pero son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros. Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa. En el extremo de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo. Yo a la orilla del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto. Oh, perro ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente. ¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.

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