Como usuaria frecuente de metro y autobús me considero una víctima de toda esa gentuza que sin piedad ni respeto alguno torturan a los pasajeros compartiendo sus bizarros gustos musicales (usualmente reggaeton y flamenco del más cutre) con la altruista intención de amenizarnos el viaje. A este ataque sonoro indiscriminado hay que sumar la actitud habitualmente chulesca y provocativa de tales energúmenos, carentes de sentido común.
Me ponen de muy mala leche aunque intento tomármelo con el mayor humor posible. Tanto cuesta ponerse los auriculares? Dónde está la SGAE cuándo más se la necesita?
3 comentarios:
Jajajaj!
Suscribo.
Besos.
uffffffff
son terribles!
porque uno tiene que escuchar o que escuchan ellos?
algun dia voy a poner metallica a todo lo que da a ver si les gusta jajaja
jajaj la mejor actualización que he visto en mucho tiempo!
Cómo odio a esos niñatos con sus móviles-lata...
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