martes, 27 de octubre de 2009

DESCUBREN UN NUEVO LAGO SAGRADO EN EGIPTO

Arqueólogos han descubierto el emplazamiento de un lago sagrado de la era faraónica en un templo dedicado a la diosa egipcia Mut, en las ruinas de la antigua Tanis, según ha anunciado el Ministerio de Cultura de Egipto.

El lago, encontrado a doce metros de profundidad en el yacimiento arqueológico de San Al-Hagar en la zona oriental del delta del Nilo, tenía 15 metros de largo y 12 de ancho, y está delimitado por grandes bloques de piedera. Su estado de conservación es bueno.

Se trata del segundo lago sagrado encontrado en Tanis, que se convirtió en capital del norte del Antiguo Egipto, durante la 21 dianstia faraónica, hace unos 3.000 años. El primer lago fue encontrado en este yacimiento en 1928.

La diosa Mut, a veces representada como un buitre, era esposa de Amun, dios del viento y del aliento vital. Además era madre de la diosa lunar Khonsu.

Estos lagos sagrados tenían un doble propósito. Por una parte, permitían disponer de una reserva de agua para las ofrendas y los rituales de purificación, ya que en ellos se bañaban los sacerdotes antes de acceder al templo y llevar a cabo sus tareas. Pero además encerraban un simbolismo en la celebración de diferentes aspectos de los ritos en los que se basaba la religión egipcia. El más grande conocido se encuentra en el templo de Karnak y mide 120 por 77 metros.

jueves, 15 de octubre de 2009

LA PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD

No es signo de salud el estar bien adaptado a una sociedad enferma", Jiddu Krishnamurti

El estilo de vida que propone (o impone) la sociedad en la que vivimos no conduce a la salud mental, al bienestar ni a la felicidad. Al menos, esta es la tesis que parece desprenderse del estado de la sanidad psiquiátrica en los países occidentales: incremento exponencial de la depresión, la ansiedad y el estrés. Y también del siempre silenciado suicidio.

Vivimos inmersos en la cultura de la hipervelocidad, en la que nunca hay tiempo para asimilar y asentar correctamente las experiencias que acumulamos día a día. Así, esta descarga emocional que no encuentra una vía de escape acaba por ser reprimida y sustituida, muchas veces, por falsas necesidades. Aquí es donde el consumismo entra en escena, a ritmo de impulso: ¿cuántas veces consumimos sexo, comida, cine, televisión, música…con el único objetivo de evadirnos? Y más importante, ¿cómo nos sentimos cuando se desvanece la eufórica satisfacción que ese consumo nos ha provocado?

Los expertos en psicología y coaching afirman que, tras el alivio momentáneo del malestar, suele regresar la sensación de vacío, síntoma inequívoco de frustración existencial. Si bien el camino marcado por la sociedad nos arrastra a la denominada "normalidad", ésta no suele conducir a la felicidad. Y es que nos han enseñado a buscar en el exterior todo aquello que sólo podemos hallar dentro de nosotros mismos.


La normalidad como síntoma
"Cada vez que se encuentre del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar", Mark Twain

Cuando llegamos a una cierta edad, lo "normal" es que nos establezcamos en un trabajo fijo, nos dediquemos a buscar piso y vendamos unos 20 o 30 años de nuestro tiempo a un banco cualquiera en aras de una hipoteca. En el caso de que tengamos pareja y llevemos un cierto tiempo de relación, lo "normal" es que nos casemos. Y más adelante, lo "normal" es que tengamos hijos. Al fin y al cabo, lo "normal" es aquello que es general o mayoritario, que ocurre habitualmente, por lo que no provoca extrañeza. También es aquello que sirve de norma o regla. Y como tal, pocas veces se cuestiona.

Pero, ¿quién decide qué es lo normal? ¿Dónde nos lleva la normalidad? Y más importante todavía: ¿seguir los cánones establecidos por la sociedad nos garantiza gozar de una vida plena? Más bien no. Sin embargo, los seres humanos tendemos a resistirnos a los cambios. Solemos tener miedo a lo diferente y a lo desconocido. Además, la falta de confianza y de autoestima juega en nuestra contra, pues nos lleva a imitar las conductas de la mayoría, buscando en ellas reafirmación y seguridad. Así, muchas veces terminamos por asumir como propios los criterios mayoritarios –"normales"–, pese a que en ocasiones no estén en consonancia con nuestros verdaderos valores y necesidades.

Lo cierto es que superar el condicionamiento sociocultural recibido no es un trabajo fácil. Cuando una persona sigue los patrones de conducta establecidos como "normales", es aceptada y acogida por su entorno. Incluso se considera que la salud mental consiste en adaptarse a los parámetros convencionales de una sociedad, sin importar si dicha sociedad está sana o enferma. Lo único que cuenta es si uno se ha adaptado. Y cuando alguien opta por vivir sin ajustarse el rígido corsé de la normalidad, renunciando a diluirse en la conducta mayoritaria, se le suele tachar, como poco, de "raro".


El coraje de ser uno mismo
"Se ríen de mí porque soy diferente; me río de ellos porque son todos iguales", Kurt Cobain

Salirse del camino establecido suele ser motivo de ridiculización y mofa. Sin embargo, es más sencillo caminar por la avenida que transita todo el mundo que iniciar una travesía en solitario, tomando las riendas de nuestra vida y siendo coherentes con lo que verdaderamente queremos hacer. Y es que sólo podemos encontrar la dirección (nuestra dirección) escuchándonos y siguiendo los dictados de nuestra intuición.

La normalidad es el camino de la comodidad y el conformismo. Y aunque tiene sus ventajas, el precio a pagar es alto. Cada uno de nosotros nace con una semilla única y diferente a todas las demás, cuyo potencial sólo florece al seguir nuestro propio camino en la vida. De ahí la importancia de tener el coraje de ser nosotros mismos, desmarcándonos de los parámetros impuestos, que por lo general limitan y sepultan nuestra autenticidad.

Y es que lo establecido, lo convencional, lo conservador, lo viejo, lo de siempre y, en definitiva, lo "normal", es una posición existencial antinatural, puesto que todo está en continuo cambio y evolución. Así, para sanarnos de la patología de la normalidad hemos de ser honestos con nosotros mismos y tener el valor suficiente para convertirnos en la persona que podemos llegar a ser. Hoy es un buen día para dar el primer paso...

En clave de coaching
¿Qué peso tiene lo que piensan los demás en tu toma de decisiones?
¿Qué sientes si no cumples sus expectativas?
¿Qué pasaría si decidieras seguir tu propio camino?

Artículo extraído del blog de Irene Orce "Metamorfosis" en "La Vanguardia"

jueves, 8 de octubre de 2009

HEMORROIDES JAPONESAS

Pobre chavalín, te puede gustar mucho todo lo relacionado con la cultura japonesa pero no estaría de más tener una ligera idea del significado de ciertos kanjis antes de comprarte una camiseta. Aunque total, como es la moda y se lleva, es muy cool, qué más le da? Él se compró una camiseta super molongui con un kanji muy estético y bonito, su significado le trae sin cuidado, de todos modos, muy poca gente lograría interpretar tal símbolo. Peor sería que de mayor decidiera tatuárselo. En el culo creo que sería la parte más adecuada.

Ell carácter 痔 significa en japonés "hemorroides". Seguramente el diseñador se equivocó (quien sabe, igual es un poco cabroncete) cuando estaba haciendo el diseño y en vez de usar el carácter 侍 que significa "samurai" y se pronuncia "ji" utilizó en carácter 痔 que también se pronuncia "ji" y es muy parecido gráficamente, aunque el significado es totalmente distinto.

jueves, 1 de octubre de 2009

CONSEJOS PARA ESCRIBIR HAIKUS

Sé natural, utiliza palabras de uso cotidiano y fácil comprensión.

Respeta la simplicidad y evita adornos excesivos. No utilices adjetivos que puedan evitarse.

Sé conciso, omite cuanto no es útil.

Trata de captar un instante en su núcleo de eternidad o un momento transitorio. El haihuista (Haijin) auténtico capta el instante, como el objetivo de una cámara de fotos.
El haiku es un producto de la imaginación emanado de la sensibilidad del Haijin,es por eso que deben evitarse expresiones de causalidad, sentimentalismo, vacío o ñoñerías.

Observa, descubre, crea y perfecciona.

Abre los cinco sentidos, la memoria y la imaginación. En definitiva, abre tu mente.

Descubre la naturaleza que está a tu alrededor y dentro de ti.

No intentes hacer rimas, sigue la música interna del haiku.

No te sientas satisfecho rápidamente. Mejóralo. Trata de ser original.

Ten en cuenta la perspectiva. Las cosas grandes lo son, sin duda, pero también las pequeñas pueden ser grandes si se ven de cerca.

Un haiku no es una proposición lógica y no debe mostrar el proceso reflexivo. Evita el excesivo razonamiento.

Emplea imágenes tomadas de la fantasía y de la realidad, pero prefiere éstas últimas.

Haz acopio directo de material; no lo tomes de otros haikus. Evita las imitaciones, busca el espíritu auténtico que exige conciencia y realidad.

La emoción y la sensación sentidas por el autor debe ser levemente sugerida a fin de permitir al lector recrear la misma emoción para que pueda concluir a su manera el poema presentado. En otras palabras, el haiku no debe ser un poema discursivo y acabado.

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