Cúbrete el rostro el rostro
y llora.
Vomita.
¡Sí!
Vomita,
largos trozos de vidrio,
amargos alfileres,
turbios gritos de espanto,
vocablos carcomidos;
sobre este purulento desborde de inocencia,
ante esta nauseabunda iniquidad sin cauce,
y esta castrada y fétida sumisión cultivada
en flatulentos caldos de terror y de ayuno.
Cúbrete el rostro
y llora...
pero no te contengas.
Vomita.
¡Sí!
Vomita,
ante esta paranoica estupidez macabra,
sobre este delirante cretinismo estentóreo
y esta senil orgía de egoísmo prostático:
lacios coágulos de asco,
macerada impotencia,
rancios jugos de hastío,
trozos de amarga espera...
horas entrecortadas por relinchos de angustia.
lunes, 28 de julio de 2008
sábado, 26 de julio de 2008
jueves, 24 de julio de 2008
EL PODER DE LA ESTUPIDEZ
Como ocurre con todas las criaturas humanas, también los estúpidos influyen sobre otras personas con intensidad muy diferente. Algunos estúpidos causan normalmente perjuicios limitados, pero hay otros que llegan a ocasionar daños terribles, no ya a uno o dos individuos, sino a comunidades o sociedades enteras. La capacidad de hacer daño que tiene una persona estúpida depende de dos factores principales: del factor genético y del grado de poder o autoridad que ocupa en la sociedad.
Nos queda aún por explicar y entender qué es lo que básicamente vuelve peligrosa a una persona estúpida; en otras palabras en qué consiste el poder de la estupidez.
Esencialmente, los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido.
Una persona inteligente puede entender la lógica del malvado. Las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad: racionalidad perversa, si se quiere, pero al fin y al cabo racionalidad. El malvado quiere añadir un "más" a su cuenta. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener un "más" para sí, procurando también al mismo tiempo un "más" para los demás, deberá obtener su "más" causando un "menos" a su prójimo.
Desde luego, esto no es justo, pero es racional, y si es racional uno puede preverlo.
Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Una criatura estúpida os perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo alguno racional de prever si, cuándo, cómo, y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.
Puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, de ello se deriva que generalmente el ataque nos coge por sorpresa incluso cuando se tiene conocimiento del ataque no es posible organizar una defensa racional, porque el ataque, en sí mismo carece de cualquier tipo de estructura racional.
El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. Hay que tener en cuenta también otra circunstancia. La persona inteligente sabe que es inteligente. El malvado es consciente de que es malvado. El incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Al contrario de todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido. Esto contribuye poderosamente a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su acción devastadora.
Con la sonrisa en los labios, como si hiciese la cosa más natural del mundo, el estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, buen humor, apetito, productividad, y todo esto sin malicia, sin remordimientos y sin razón. Estúpidamente.
No hay que asombrarse de que las personas incautas, generalmente no reconozcan la peligrosidad de las personas estúpidas. El hecho no representa sino una manifestación más de su falta de previsión. Pero lo que resulta verdaderamente sorprendente es que tampoco las personas inteligentes ni las malvadas consiguen muchas veces reconocer el poder devastador y destructor de la estupidez.
Generalmente, se tiende incluso a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí misma, pero esto significa que se está confundiendo la estupidez con la candidez.
Nos queda aún por explicar y entender qué es lo que básicamente vuelve peligrosa a una persona estúpida; en otras palabras en qué consiste el poder de la estupidez.
Esencialmente, los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido.
Una persona inteligente puede entender la lógica del malvado. Las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad: racionalidad perversa, si se quiere, pero al fin y al cabo racionalidad. El malvado quiere añadir un "más" a su cuenta. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener un "más" para sí, procurando también al mismo tiempo un "más" para los demás, deberá obtener su "más" causando un "menos" a su prójimo.
Desde luego, esto no es justo, pero es racional, y si es racional uno puede preverlo.
Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Una criatura estúpida os perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo alguno racional de prever si, cuándo, cómo, y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.
Puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, de ello se deriva que generalmente el ataque nos coge por sorpresa incluso cuando se tiene conocimiento del ataque no es posible organizar una defensa racional, porque el ataque, en sí mismo carece de cualquier tipo de estructura racional.
El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. Hay que tener en cuenta también otra circunstancia. La persona inteligente sabe que es inteligente. El malvado es consciente de que es malvado. El incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Al contrario de todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido. Esto contribuye poderosamente a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su acción devastadora.
Con la sonrisa en los labios, como si hiciese la cosa más natural del mundo, el estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, buen humor, apetito, productividad, y todo esto sin malicia, sin remordimientos y sin razón. Estúpidamente.
No hay que asombrarse de que las personas incautas, generalmente no reconozcan la peligrosidad de las personas estúpidas. El hecho no representa sino una manifestación más de su falta de previsión. Pero lo que resulta verdaderamente sorprendente es que tampoco las personas inteligentes ni las malvadas consiguen muchas veces reconocer el poder devastador y destructor de la estupidez.
Generalmente, se tiende incluso a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí misma, pero esto significa que se está confundiendo la estupidez con la candidez.
domingo, 20 de julio de 2008
VOLANDO VOY, VOLANDO VENGO
Ningún pájaro puede volar hacia atrás, excepto el colibrí. Además, puede suspenderse en el aire y realizar cambios bruscos de dirección con más precisión que un helicóptero.
Los colibríes vuelan aleteando a una alta frecuencia: de 70 a 80 aletazos por segundo. Eso les permite volar hacia atras o de lado o permanecer estaticos en el aire. Otra característica particular de los colibríes es que tienen ocho pares de costillas. Los pájaros tienen por lo general sólo seis pares.
El tamaño de los colibríes es pequeño, va desde los 5 cm. hasta los 20 cm. Existen alrededor de 330 especies de colibríes y viven solamente en América. En Costa Rica viven alrededor de 54 especies y en Estados Unidos sólo 20 especies.
Su pico en algunas ocasiones es tan largo como su cabeza y en otras la longitud es tan grande como el cuerpo y la cabeza juntos. Son pájaros muy activos y necesitan consumir gran cantidad de néctar, alrededor de la mitad de su peso.
Su pico en algunas ocasiones es tan largo como su cabeza y en otras la longitud es tan grande como el cuerpo y la cabeza juntos. Son pájaros muy activos y necesitan consumir gran cantidad de néctar, alrededor de la mitad de su peso.
Estos pajarillos son de gran importancia para el ecosistema ya que son agentes polinizadores de gran cantidad de plantas en los bosques tropicales. Es una pena que por la belleza de su plumaje sean piezas muy preciadas de cacería con intereses comerciales…
A mí me resultan una de las aves más bellas y enigmáticas que existen.
martes, 15 de julio de 2008
¿DIFERENTES?
Esta foto me la envió un compañero de trabajo, desde Vitoria.
Un anuncio buenísimo, el mensaje es genial. La imbecilidad sí que marca diferencias!
Un anuncio buenísimo, el mensaje es genial. La imbecilidad sí que marca diferencias!
miércoles, 9 de julio de 2008
MARIPOSAS PUTREFACTAS
Dicen que lo que no se da se pierde y no te imaginas, cuánto hubiera estado dispuesta a dar. Tú sólo me has dado paréntesis olvidados de tu tiempo, ecos de tu existencia, espejismos, los últimos granos de tu reloj de arena. Como una especie de princesa vagabunda, me has coronado con laureles secos impregnados de barro, diamantes y espinas. No me incluyes en tus planes, no haces que forme parte de tu vida, no me dedicas una tarde de sábado, no me propones ir al cine, no compartimos cenas, sonrisas y confidencias, no me haces sentir especial. Lo que a ti te sobra no es lo que a mí me hace falta, no sé vivir de limosnas, te devuelvo toda la calderilla, me pesan absurdamente los bolsillos y el alma. No te he pedido tanto. Sólo la atención que cualquier persona merece cuando gusta a alguien y hay una hipotética reciprocidad de intenciones y un interés mutuo en conocerse. Así has querido conocerme tú. Con antifaces, entre sombras llenas de luz.
Me preguntas qué puedes hacer y a la vez me dices que no piensas hacer nada porque tú eres así. Y dices tú estar preparada para amar? No huyes ni permaneces. Tu escudo es el “No”. Tu cobardía no te hace más pequeña, pero tampoco te hará crecer. No perderás nada, tampoco ganarás nada extraordinario. Quieta, inmóvil, estás a salvo. En mi silenciosa revolución, mi ejército de ángeles velará para que tus sueños se cumplan. Pero si tú no quieres, no podrán cumplirse.
Me preguntas qué puedes hacer y a la vez me dices que no piensas hacer nada porque tú eres así. Y dices tú estar preparada para amar? No huyes ni permaneces. Tu escudo es el “No”. Tu cobardía no te hace más pequeña, pero tampoco te hará crecer. No perderás nada, tampoco ganarás nada extraordinario. Quieta, inmóvil, estás a salvo. En mi silenciosa revolución, mi ejército de ángeles velará para que tus sueños se cumplan. Pero si tú no quieres, no podrán cumplirse.
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