Vivimos en una sociedad que concede al sexo una enorme importancia y donde se supone que a todo el mundo le gusta practicar el sexo. Pero lo cierto es que existen muchas personas perfectamente normales que no sienten atracción sexual hacia otras personas.
De hecho, la asexualidad se define precisamente de ese modo: falta de atracción sexual hacia otras personas, tanto del sexo opuesto como del propio sexo, así como falta de interés por mantener relacione sexuales con otros. Eso no es vivido como un problema, sino como una forma de ser tan normal como otra cualquiera. Es decir, la asexualidad no es un trastorno sexual, sino que forma parte de las preferencias y gustos de una persona. No obstante, puede crear problemas cuando una persona no acepta su asexualidad y trata de convertirse en una persona sexual por exigencias de su pareja o mantiene relaciones sexuales porque considera que solo así conseguirá tener pareja o amor.
Las personas asexuales pueden ser muy diferentes entre sí en cuanto a su forma de vivir el sexo y las relaciones de pareja:
- Algunos sienten excitación sexual con deseo de masturbarse solos, pero no sienten interés ni excitación con otras personas. Más bien consideran que el sexo y la consecución del orgasmos es un acto privado y no sienten interés en practicarlo con otras personas. La frecuencia de la masturbación puede ser similar o inferior al de las personas no asexuales. Otros no sienten ningún interés por masturbarse ni ningún tipo de excitación sexual.
-Algunos sienten excitación sexual mediante el uso de la fantasía (por ejemplo, con fantasías sexuales o mediante la utilización de pornografía), pero no sienten deseo ni interés por llevar a la práctica dichas fantasías con otras personas. Eso es similar a la persona que, sin ser asexual, puede tener fantasías sexuales que le excitan mientras son solo fantasías pero que no desearía llevar a la práctica porque en circunstancias reales no le resultaría excitante. Otros, en cambio, no sienten ninguna excitación mediante el uso de la fantasía.
-Algunos sienten atracción romántica hacia otras personas. Pueden, por ejemplo, desear abrazar, o acariciar a esa persona y pueden enamorarse, aunque en dicho enamoramiento no existirá ningún componente sexual, tan solo, y no en todos los casos, el deseo de abrazar, acariciar y estar físicamente cerca de la persona amada. En otros casos, no llegan a enamorarse, sino tan solo a sentir lo que podríamos llamar una amistad especial con alguien y no tienen interés en mantener relaciones de pareja.
Hay que tener en cuenta que no se considera que una persona sea asexual cuando su falta de deseo se debe a alguna enfermedad física o mental, como puede ser una depresión, que pueden dar lugar a un desinterés en el sexo mientras dura dicha enfermedad, pero que reaparece al recuperarse. La persona asexual, en cambio, ha sido así toda su vida. Tampoco se considera asexual la persona que experimenta, en un momento de su vida, falta de deseo debido a ciertos problemas, como pueden ser los problemas de pareja.
Dado que existe una enorme presión por parte de la sociedad para que todo el mundo sea sexual y no suele reconocerse la existencia de la asexualidad, algunas personas pueden pensar que hay algo malo en ellas o que tienen algún trastorno, bloqueo o trauma. Por este motivo, cuando una persona asexual llega a ser consciente de que la asexualidad existe y de que tiene derecho a no desear tener relaciones sexuales, puede sentirse repentinamente liberada, sobre todo al saber que existen muchas personas como ella, tanto hombres como mujeres. En un estudio realizado en 1983, se obtuvieron unas cifras de un 10% de mujeres asexuales y un 5% de hombres asexuales.
Las personas asexuales pueden definirse como heterosexuales, homosexuales o bisexuales, según hacia qué sexo se oriente su atracción romántica.
*Nurius, Paula "Mental Health Implications of Sexual Orientation" The Journal of Sex Research 19 (2) pp. 119–136